
—¿Es cierto que le cayó de sorpresa el que fuera elegido para protagonizar a uno de los nuevos vampiros?
—Sí, es cierto, no me esperaba ser el elegido para dar vida a Riley. Hice la audición en Sidney y me llamaron en poco tiempo para que fuera a Vancouver, a realizar otra prueba. Cuando llegué, éramos cuatro chicos, nunca imaginé que me fueran a escoger a mí. Sin darme cuenta, ya había entrado a formar parte de la saga, y aún no me lo creo.
—¿Había leído o visto algo de Crepúsculo?
—No había leído las novelas ni visto ninguna de las películas, pero no me quedó más remedio que ponerme al día. La primera película la vi en el avión, camino a Estados Unidos, y cuanto aterricé me fui directamente a la librería para leer Eclipse.
—Aunque en la película es uno de los protagonistas, en el libro apenas aparece…
—Sí. Cuando empecé a leer el libro, al principio, no veía a Riley por ninguna parte, sólo en unas pocas páginas, pero, en cambio, en la película se le da más importancia, nos adentramos en su mundo, tiene mucha acción. Ha sido una experiencia increíble.
—¿Le divierte hacer de malo?
—Sí, es muy divertido hacer de malo, pero lo mejor de este personaje es que no es maldad pura. Tiene una cierta complejidad, siente celos de los hombres porque tienen esa parte de humanidad que él no tiene.
—¿Qué ha sido lo más duro del rodaje?
—Todo ha sido difícil, porque el tiempo nos jugaba malas pasadas, y es que hacía mucho sol y teníamos que clamufarlo para darle oscuridad; pero, además, también por las escenas de acción. Ha habido combates bastante duros y hubo que entrenarse para ello; incluso, cuando no rodábamos, ensayábamos esas escenas con los especialistas: nos decían cómo había que luchar, y además teníamos que luchar con unos lobos imaginarios, que menos mal que no eran reales, porque de lo contrario no estaría aquí para contarlo.
—Usted es uno de los actores nuevos que se han incorporado a la serie. ¿Le costó mucho integrarse en el equipo?
—No. Al ser uno de los actores nuevos, pensé que iba a ser una situación intimidante, pero cuando llegué al rodaje fue todo lo contrario, y eso que pertenecía a una familia ya establecida y además era el malo de la película. Me siento agradecido, porque han sido muy buenos conmigo, me han apoyado. Ha sido un privilegio trabajar con ellos, tanto con los actores, como el equipo técnico.
—¿Cómo es David Slade como director?
—Es inteligente, tiene un gran sentido del humor, y además es un buen director de actores.
—¿Qué tal lleva el fenómeno fan?
—A pesar de que soy uno de los personajes nuevos, y no tan conocido, sí he notado el fenómeno fan. Siento que tengo una gran responsabilidad, porque los fan tienen mucha pasión por esta película, se lo saben todo… Me resulta extraño el interés que despiertas, pero me gusta.
—¿Qué nos puede contar de su papel en la última película de Roland Emmerich?
—Interpreto al Conde de Southampton. Es una de las pocas personas a las que Shakespeare dedicó su trabajo. Históricamente, algunos investigadores han teorizado sobre que Southampton era el amante de Shakespeare, pero la película trata sobre la autoría de las obras, sobre quiénes las escribieron realmente.
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